the endless nigth


Cuando el hombre es desgraciado, dicen, la noche se le hace eterna...

Aunque más bien cuando la noche es desgraciada, el hombre se hace eterno. Eterno de palabras, eterno de lágrimas, eterno de pensamientos, de recuerdos.

Cuando no puedes dormir, solo sabes excavar, en busca de las cosas que te han hecho daño. ¿Qué tiene la noche, que te hace acordarte de todo el daño infligido? La noche, espectadora fiel de los crímenes, de las pasiones; testigo existencial de las huidas, de los errores; creadora de los sueños, de las canciones; con ella y con su luna, esa que a veces nos deja y otras nos deslumbra.
¿Qué nos ha hecho la noche?

Las noches sin fin, son noches frías, en las que uno camina sin descanso, en las que la lluvia que te empapa y te cala hondo no existe. Son noches en las que las farolas solo saben iluminar tu silueta para después sumergirte de nuevo en la oscuridad.
Son noches en las que si llueven estrellas, no se necesita paraguas, y si se necesitan deseos.

Los deseos no tienen nada que ver con los sueños. Los deseos, no son eternos. Los deseos, esperas a que se cumplan, no tienes que luchar por ellos. Los deseos, son egoistas, no los puedes contar a nadie, son exclusivamente tuyos.
¿Pero, porqué sin embargo, si uno no se cumple, se deja de creer en ellos por un tiempo?
Ya no quiero deseos que ocultar. No quiero deseos en los que dejar de creer.

Solo quiero dormir y en esta noche eterna, seguir contemplando mis sueños.

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