dream's lenguage

Caminante no hay camino...
se hace camino al andar.

Y bien cierto que es, porque cuando sabes que quieres emprender un viaje, nunca sabes por donde empezar, por mucho que intentes imaginar, o incluso por muy resuelto que seas; el camino no existe, no lo visualizas, no puedes sentirlo.
Cuando adelantas el primer pie, sólo ves neblina, pero puedes imaginar que hay algo detrás. Y caminas. Y el camino se va materializando. Y con el, las ilusiones de seguirlo, los ánimos, los sueños.
Y con los sueños ya viene todo lo demás.


El idioma más universal de todos es el de los sueños.
Los hay de todo tipo, son como las personas, los hay fuertes, débiles, pequeños, grandes, imperceptibles, inexistentes, inexplicables, incansables, pasionales, obsesivos, perpetuos, eternos...
Mueven montañas, acaparan miradas, eclipsan corazones, motivan almas.
Los sueños, si son fuertes, sin han arraigado con fuerza, da igual como sea el ser humano que los albergue, que se pueden llevar a cabo.
Tienen fuerza propia, empuje; pueden llevar a la victoria, al fracaso.
Todo eso y mucho más, y por si fuera poco, se comunican con el mejor de los alfabetos: la imagen.

Cuando te mueves por tu propio pie, hacia un sueño que no tenia camino, perdido, tanto tiempo soñando, hasta que un dia, te mueves por instinto, sobrecogido por las imagenes de ese sueño, no sabes encontrarle precio al momento en que el camino se materializa.
Ahora, estás en medio de él, y a pesar de que te has caido, que te han apedreado, te han obligado a coger un sendero paralelo...
¿Quién dice que en cualquier momento no vayas a saltar por encima de todas las zarzas y, magullado, vuelvas a tu amado camino?
Feliz, sonriendo, de estar de vuelta, vuelves a saborear la llamada de tu sueño.

"Ya estoy aquí", susurras...