Infinity in lip's memory


"Can't you see I want you
by the way I push you away"




Las miradas más intensas, discretas y despiertas consiguen resucitar la memoria de los labios. La infinidad del recuerdo de los besos. Perfilar el contorno de un suave melocotón con ése cosquilleo de unos labios sedientos de la paz del recuerdo.

Puedes guardarte el último beso, como una perla de un collar misterioso, cuyas cuentas se escapan, una a una, como los segundos de un reloj impaciente, por el calor y el rubor de unas mejillas ácidas como las manzanas verdes.
No puedes detenerlos, ellos mismos sabrán cuándo importunar tu tranquilidad, llamando de forma inusual a la ansiedad y la sed.

Añorar, no es más que recordar y traspasar la delgada línea del espacio y del tiempo, reviviendo, y cuando vuelves a la realidad ya nada es lo mismo. Sólo se repite de vez en cuando, y la añoranza no es más que el nombre que se le pone a la lujuria del recuerdo y a la tristeza de no poder repetirlo.
Aunque nadie niega ninguna posibilidad.
Podrás llamar al viejo comodín en busca de ánimo y propia medicación, pero ninguno como el resorte que te lleva directo a la nostalgia. Flashes de luces, una alafombra roja, un vestido de brillantes, un lunar junto al labio, una sonrisa blanca, y una mano rodeando la cintura del buen deseo, caminando, riendo en bajito, y un suspiro.
Se terminó.

Recuerdas el beso, recuerdas el calor, recuerdas la humedad, y recuerdas la soledad de la propia palabra que se quedó a mitad de camino y ahora no tiene a nadie que le interrumpa.


El borrador de unos viejos recuerdos no es más que el propósito de los nuevos besos.