To you, who deserve it, I'd love you the first



"Será el tacón...
Mejor no hablar"



El sentido del tacto es el más reconocido. Sientes la suavidad, las asperezas, el relieve; sientes dolor, cuando te cortas con una hoja de papel, cuando te pinchas con una aguja al coser. Pero también sientes con el pecho, y con la cabeza. Ambas no sienten de la misma forma. Normalmente, cuando sientes con el pecho, es una sinrazón; está ahi, lo sientes, pero no tiene motivos para serlo, sentir con el corazón es un sentir "para el después". Sólo después, sólo cuando pase, ésa sinrazón cobrará veracidad, se volverá verdadera, y entonces un soplo de viento te susurrará al oído: Te lo dije.
Al igual que tu cabeza te lo dice cuando siente. Hay motivos, de sobra, pero son invisibles. Existen, pero no los percibes. Como ves, corazón y cabeza se intercambian muchos sentimientos, cuando uno se cansa de que no lo crean, se inventa los motivos, y se los regala al otro. No recibe méritos el corazón por regalarle sus corazonadas a la cabeza. Sin embargo lo hace en un acto desesperado, muchas veces te cansas de sus sentires y decides no hacer caso. Y es entonces cuando actúa.

No puedes bajar la guardia nunca. Debes vivir con fuerza, respirando los cristales de hielo que te lanzan por el camino. No vale suspirar y tirar adelante. El corazón y la cabeza, cambiando cartas te piden que las pongas sobre la mesa.
Las promesas están para cumplirlas, pero eso no quiere decir que una vez cumplidas deban de ser olvidadas. Pueden ser renovadas, recicladas. Las batallas se construyen con promesas, se ganan con estrategias y se vencen con rabia.

No puedes cansarte de un corazón que vendería hasta el último pedazo de sus ventrículos por cada uno de tus pasos. No puedes dejar equivocarse a alguien que sin miedo se apareció desde Brasil.
Tampoco puedes dejarte caer, pensando que has dado hasta la última de tus ilusiones y esperanzas, porque nunca se acaban, y hasta que el soldado no muere, no se acaba la batalla.



Y, por muy herido que se esté, las muletas son para andar, y el corazón y la cabeza para obedecerlos.

1 comentarios:

  Alfa

1 de diciembre de 2010, 6:30

Las promesas están para cumplirlas, pero eso no quiere decir que una vez cumplidas deban de ser olvidadas. Pueden ser renovadas, recicladas. Las batallas se construyen con promesas, se ganan con estrategias y se vencen con rabia.

Y las muletas para andar...

Claro que sí!!!
Ya te echaba de menos!!