Breathe


Para crecer, es necesario aprender a tomar lo que sabemos que es bueno para nosotros, pasar por el colador más de la mitad de la información que recibimos, elegir a los que nos rodean bajo un criterio.
Pero claro, en este escenario, existen las máscaras y los disfraces, y siempre uno se puede sentir contrariado, engañado; has fallado en tu criba, se te ha colado un actor de dramas.
Es una actor bastante especial, se disfraza de comediante, y con una amplia sonrisa espera que le cedas el paso al interior de bastidores. Con una mano, apartas la cortina, con una reverencia le permites pasar, y con un soplido...te han arrancado la inocencia, el corazón.

Te has quedado solo en el escenario. Se apagan las luces, el aire seco, caliente y estival se apodera del parqué que cubre el suelo. La tarima rechina bajo tus pies, y con la mirada buscas la luz entre bastidores. Más silencio. Un suspiro se escapa de tu pecho, para inundar el ambiente. Intentas dar un paso, pero no puedes evitarlo. No hay nadie. El "comediante" se ha marchado. Tu bella comedia ha pasado a ser un doloroso drama. Recuerdas su máscara con especial cariño, sonríes al recordar el aire pasando entre sus cuerdas vocales, para articular dulcemente la frase: ¿Puedo pasar?; Y tú le dejaste. Tú se lo permitiste.

Aspirar...expirar...Inhalar...Exhalar...Sigues vivo, el vaho revela que sigues respirando, el aire estival es una ráfaga de frío que se llena de copos de un inocente y grácil diciembre. Un diciembre que se apaga, un diciembre que se congela...
Sin embargo, de entre las sombras, algo se mueve. Una mano, aparece de la nada, y empieza a deslizarse hacia la derecha. Todo el paisaje se arruga. Todo es una cortina.
El "comediante", ingenioso tramoyista, sigue sonriendo; Dice que te admira, que a tu lado se siente seguro, que le das la vida, que se alegra de verte.
Estás muy confundido, mi comedia debe continuar.
Y con una lágrima en los ojos, retiras la cortina, vuelves a diciembre, y te dejas poco a poco cubrir por la nieve...


Tus pulmones ya no laten. Tu corazón no sabe respirar. Lo que te daba la vida, lo que te renovaba cada día, las ilusiones de siempre, pero con un mátiz distinto; todo se corrompe, todo se diseca, todo se vuelve marrón, gris y quebrado.


¿Qué vas a hacer? Si es que todo ser humano muere, cuando le dejan sin un mal aire que respirar...

A modern Myth



latido.

(Del part. de latir).

1. m. Cada uno de los golpes producidos por el movimiento alternativo de dilatación y contracción del corazón contra la pared del pecho, o de las arterias contra los tejidos que las cubren. Puede ser percibido por la vista, el tacto y, muy especialmente, por el oído mediante la auscultación o sirviéndose de instrumentos y aparatos adecuados.

2. m. Sensación dolorosa en ciertas partes muy sensibles, a causa de infección e inflamación subsiguiente, a consecuencia de este movimiento de las arterias que las riegan.



Uno de los modos de expresión del corazón, puede ser considerado el latido. Los latidos, imprevisibles mensajeros, ruidosa afición, banda sonora de los momentos más delicados, delatores espontáneos, traicioneros profetas. Te anuncian cosas de las que nunca te podrías haber percatado; se presentan con el mínimo recuerdo del roce de unos labios, de la cercanía de un aliento, del olor de una piel, del tacto de un recuerdo.
Los latidos del corazón se presentan allá donde no los esperas, ensordecen tus oídos, te gritan en el pecho y pisotean tu conciencia.
¿Porqué me late el corazón? ¿Cómo lo silencio? ¿Porqué a veces sólo lo oigo a él, moribundo que agoniza, incansable, protestando, quejumbroso?
No hay silencio posible. Nadie es capaz de acallarlo, de amortiguarlo, ni siquiera bajo una avalancha de cemento.
No puedes detenerlo, no puedes encadenarlo, no puedes siquiera matarlo.

El ser humano ha nacido con la capacidad de la aceptación. Desde pequeño, ha ido asumiendo reglas, ha ido tragando mandatos, ha ido amoldándose al deber, ha ido creyéndose falsos mitos.
"No puedes ignorar los sentimientos"
"No puedes elegir de quién te enamoras"
"No puedes nadar a contracorriente"

Pero siempre puedo desmentirlos todos. Los falsos mitos se llaman así por ser falacias, por su naturaleza inventada. Puedo congelar los sentimientos.
Puedo ralentizar el latido de un corazón. Congelándolo, puedo hacer que lata despacio, que aunque envíe sus latidos en una dirección estos lleguen con más lentitud, que se distorsionen, que cuando la persona que lo hace estallar desaparezca de tu vida, pueda descongelarlo, y éste se desangre por alguien que no está.
Podría definirse como un castigo, por no haber sabido llevarlo por el camino correcto. Nosotros elegimos de quién nos enamoramos; nos podemos alejar de la persona en cuestión cuando tenemos un atisbo de que nos podemos enamorar. Pero somos tan egoístas, que queremos sentir el amor, y cuando nos damos cuenta, es demasiado tarde.
Hemos nacido egoístas, inocentes, enamoradizos, desnudos, y desprotegidos.
Cuando es demasiado tarde, es entonces cuando nos damos cuenta. Para colmo, estamos presumiendo de ser tontos, retrasados para ser exactos.


Y hemos nacido con la sangre caliente, y ahora toca, congelarnos el corazón....